La lactancia materna es una de las formas más eficaces de asegurar la salud y la supervivencia de los niños. Aunque es la mejor alternativa de alimentación para el recién nacido, es ante todo un acto de amor, que proporciona estrechos vínculos afectivos entre la madre y su hijo.
Tras los seis primeros meses, combinada con la alimentación complementaria, la lactancia materna previene la malnutrición y puede salvar de millones de niños en el mundo.
Además de aportar los nutrientes necesarios al niño, le previene de enfermedades y le permite crecer más sano, feliz, seguro, amado y protegido.
Según la OMS, muchos niños salvarían su vida y se evitarían enfermedades mediante un apoyo adecuado a las madres y a las familias para que inicien y mantengan la lactancia materna.
- La OMS recomienda vivamente la lactancia exclusivamente materna durante los primeros seis meses de vida. Después debe complementarse con otros alimentos hasta los dos años. Además, debe comenzar en la primera hora de vida; debe hacerse "a demanda", es decir, con la frecuencia que quiera el niño, tanto de día como de noche, y deben evitarse los biberones y chupetes.
- Beneficios para la salud del lactante. La leche materna es ideal para los recién nacidos y lactantes, pues les aporta todos los nutrientes que necesitan para un desarrollo sano. Además es inocua y contiene anticuerpos que ayudan a proteger al lactante de enfermedades frecuentes como la diarrea y la neumonía, que son las dos causas principales de mortalidad infantil en todo el mundo. La leche materna es fácil de conseguir y asequible, lo cual ayuda a garantizar que el lactante tenga suficiente alimento.
- La lactancia materna también beneficia a la madre. La lactancia exclusivamente materna constituye un método natural (aunque no totalmente seguro) de control de la natalidad (protección del 98% durante los primeros seis meses siguientes al parto). Además, reduce el riesgo de cáncer de mama y ovario en fases posteriores de la vida, ayuda a las mujeres a recuperar más rápidamente su peso anterior al embarazo y reduce las tasas de obesidad.
- Beneficios a largo plazo para el niño. Además de los beneficios inmediatos para el niño, la lactancia materna contribuye a mantener una buena salud durante toda la vida. Los adultos que de pequeños tuvieron lactancia materna suelen tener una tensión arterial más baja, menos colesterol y menores tasas de sobrepeso, obesidad y diabetes de tipo 2. También hay datos que indican que las personas que tuvieron lactancia materna obtienen mejores resultados en las pruebas de inteligencia.
- ¿Por qué no la leche artificial? La leche artificial no contiene los anticuerpos presentes en la leche materna, y cuando no se prepara adecuadamente conlleva riesgos relacionados con el uso de agua insalubre y material no estéril o con la posible presencia de bacterias en la leche en polvo. Una dilución excesiva con el fin de ahorrar puede acabar produciendo malnutrición. Por otro lado, las tomas frecuentes mantienen la producción de leche materna y, en caso de que se utilice leche artificial pero esta deje de estar disponible, puede resultar imposible volver a la lactancia materna debido a la disminución de la producción materna.
- Las mujeres infectadas por el VIH pueden transmitir la infección a sus hijos durante el embarazo, el parto o la lactancia materna. El tratamiento antirretrovírico de la madre infectada o del lactante expuesto al VIH reduce el riesgo de transmisión del virus durante la lactancia materna. Juntos, el tratamiento antirretrovírico y la lactancia materna pueden mejorar significativamente la probabilidad de supervivencia del lactante sin que se vea infectado por el VIH. La OMS recomienda que las mujeres lactantes infectadas por el VIH reciban antirretrovíricos y sigan las orientaciones de la OMS con respecto a la lactancia materna y a la alimentación complementaria.
- Reglamentación de los sucedáneos de la leche materna. La Asamblea de la Salud aprobó en 1981 un código internacional que ayuda a regular la comercialización de sucedáneos de la leche materna, pero hasta ahora su adopción por los países ha sido escasa. En el código se estipula que: las etiquetas y demás información sobre todas las leches artificiales dejen claros los beneficios de la lactancia materna y los riesgos para la salud que conllevan los sucedáneos; no haya actividades de promoción de los sucedáneos de la leche materna; no se ofrezcan muestras gratuitas de los sucedáneos a las embarazadas, a las madres ni a las familias, y no se distribuyan los sucedáneos de forma gratuita o subsidiada entre los trabajadores sanitarios ni en los centros sanitarios.
- El apoyo a la madre es esencial. La lactancia materna requiere aprendizaje y muchas mujeres tienen dificultades al principio. Son frecuentes el dolor en el pezón y el temor a que la leche no sea suficiente para mantener al niño. Para fomentarla, hay centros sanitarios que prestan apoyo a la lactancia materna poniendo asesores cualificados a disposición de las madres. Gracias a una iniciativa de la OMS y el UNICEF, en la actualidad hay en 152 países más de 20.000 centros “amigos de los niños” que prestan ese apoyo y contribuyen a mejorar la atención a las madres y a los recién nacidos.
- Lactancia materna y trabajo. Muchas mujeres que vuelven al trabajo tienen que suspender la lactancia exclusivamente materna por falta de tiempo o de instalaciones adecuadas para amamantar o extraerse y recoger la leche en el trabajo. Las madres necesitan tener en su trabajo o cerca de él un lugar seguro, limpio y privado para que puedan seguir amamantando a sus hijos. Algunas condiciones de trabajo pueden facilitar la lactancia materna, como la baja por maternidad remunerada, el trabajo a tiempo parcial, las guarderías en el lugar de trabajo, las instalaciones donde amamantar o extraerse y recoger la leche, y las pausas para amamantar.
- El paso siguiente: la introducción progresiva de nuevos alimentos. Para cubrir las necesidades crecientes de los niños a partir de los seis meses se deben introducir nuevos alimentos sin interrumpir la lactancia materna. Los alimentos para los niños pequeños pueden ser preparados especialmente para ellos o basarse en la alimentación familiar con algunas modificaciones. La OMS destaca que: la lactancia materna no debe reducirse al comenzar a introducir alimentos complementarios; los alimentos complementarios deben administrarse con cuchara o taza, y no con biberón; los alimentos deben ser inocuos y estar disponibles a nivel local, y es necesario bastante tiempo para que los niños pequeños aprendan a comer alimentos sólidos.
Como vemos son muchas las maneras de mejorar los datos sobre la lactancia materna en el mundo, y sobre todo hay muchas razones para intentar hacerlo y que cada vez la sociedad sea más consciente de sus beneficios.